Los amigos del Museo de Ciencias Naturales de Álava decidimos constituirnos formalmente en Asociación un buen día en el que llegamos a la conclusión de que el Museo necesitaba un poco de apoyo externo para evitar ir languideciendo poco a poco. Y desde luego, estábamos todos de acuerdo en que no queríamos que ocurriese algo así.
¿Y esto por qué? Porque pensamos que los objetos que pueden verse en este Museo son la clave para explicarnos y poder interpretar nuestro entorno, es decir, el mundo en el que vivimos. Y entendemos que esto es una forma de disfrutar, porque interpretar ayuda a comprender, y comprender ayuda a disfrutar. Esto lo cuenta mejor José Carlos (otro de los amigos) en el artículo “Aprender a mirar”, que puede verse en algún lugar de esta misma web. Por supuesto, comprender el medio en el que vivimos es también la base para tratarlo con respeto.
Pero no se trata solamente de lo que podemos ver cuando lo visitamos. Este Museo alberga además una buena cantidad de material, del que como es lógico se expone solo una pequeña selección, suficientemente representativa para ilustrar al visitante pero sin llegar a abrumarle con un exceso de información. Estas colecciones que no se exponen, son sin embargo absolutamente necesarias para la vida del Museo, de cualquier museo. La función principal de un museo es la de conservar adecuadamente tales colecciones como lo que son: pedazos de información en los que se basa el conocimiento científico, que en este caso trata sobre la geología y la biodiversidad de nuestro entorno, lo que hasta hace no mucho se llamabala HistoriaNatural.Hayque decir que detrás de estas colecciones hay una enorme cantidad de trabajo, desarrollado por personas que, desde antes de que el Museo existiera como tal y a lo largo de sus 25 años de vida, han dedicado su tiempo a la recogida de muestras, su preparación, identificación, catalogación y ordenación, en definitiva, a la creación del Museo tal y como es hoy. Los amigos del Museo somos muy conscientes de esto, y por ello queremos en primer lugar expresar nuestro profundo reconocimiento a todas las personas que generosamente, con su trabajo, han hecho posible que existan colecciones de tan alto nivel como las que actualmente contiene el Museo.
Pero como decíamos al principio, lo que nos movió a asociarnos fue la convicción de que este museo necesitaba el apoyo explícito de gente externa para evitar un languidecimiento progresivo y fatal. Es cierto que se trata de una institución, pero a veces parece que esa existencia puramente institucional no es suficiente para llenar de vida un proyecto. Y esto es justamente lo que nosotros querríamos: estar cerca del Museo de Ciencias Naturales de Álava, promover actividades que vayan en su misma línea, contribuir a dinamizar su labor de divulgación, tan necesaria hoy en día, facilitando a los usuarios un conocimiento mejor y un mayor disfrute del propio Museo, y al final del mundo que nos rodea. Tenemos muy claro que para todo esto el Museo debe continuar con su primordial labor de documentación científica, y de mantenimiento y enriquecimiento de sus colecciones. Pero también pensamos, y esta es la filosofía fundacional de los Amigos del MCNA, que una amistad basada en estos planteamientos puede servir para lo uno y lo otro, y en definitiva, para que el propio Museo –que hoy en día es un jovenzuelo que acaba de cumplir 25 años– pueda llevar una vida más activa (que, como se sabe, es la mejor garantía de longevidad).
Si estás de acuerdo con este planteamiento básico, nos encantaría contar con tu colaboración.
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